Tomado de ¡Ya Levántate!
Pero, ¡¿¡¿qué cosa estoy diciendo?!?!
Vaya, si por eso me gusta el título de “Pastor” para el pastor. Un pastor es aquel que guía a las ovejas no a donde él quiere, sino a donde él debe. Hoy algunos líderes (léase: ministros, apóstoles, ungidos, etc.) están guiando a las ovejas a donde ellos quieren y no a donde deben. Pero “la culpa no es del indio, sino de quien lo hace compadre”…
Los de Berea no siguieron ciegamente a Pablo y Silas, sólo se dejaron guiar por ellos, pero siempre validando que las enseñanzas y el rumbo fueran aquellos establecidos y fijados por aquel a quien sí debían seguir: Cristo (Hechos 17:10-12).
Nosotros somos los que les hemos dado a aquellos líderes a los que me refiero, los cayados para que nos guíen y, así callados, callados, se han tomado también el atributo de jefes de “sus” iglesias y hemos accedido a seguirlos a ellos, cuando deberíamos estar siguiendo sólo a Jesús.
Jesús nos dijo “Yo soy el Camino”. Cualquiera otro que se atreva a decir que “es” el camino a Dios, está en contra de Jesús y miente. También dijo “Yo soy la Verdad”. Cualquier “líder” que se empeñe en decir que tiene la verdad y no señale
a Jesús como esa Verdad y no enseñe la Verdad que la Biblia establece, el tal no es ni líder, ni cristiano, ni verdad, ni nadie a quien le debamos permitir guiarnos. Finalmente, Jesús dijo: “Yo soy la Vida”. Y, bueno, si alguien se atreve a decir que “él” es “vida” o que nos puede “dar vida” por algún medio como dar dinero, propiedades, etc., ¿qué te puedo decir? ¡¿Habrá alguna mentira más grande que esa?!
Al final de cuentas, como los hermanos de Berea, debemos validar lo que se nos predica y se nos enseña. No hay otra forma que buscar en la Palabra de Dios.
Por cierto, ¿ya leíste tu Biblia hoy?