Razones
Hemos sido impulsados en nuestro propósito por los siguientes acontecimientos contemporáneos que observamos con gran preocupación:
1. La amplia incertidumbre y confusión en nuestra cultura con respecto a las diferencias complementarias entre la masculinidad y la feminidad;
2. Los efectos trágicos de esta confusión al deshacer el tejido del matrimonio hecho por Dios a partir de las hebras hermosas y diversas de la masculinidad y de la feminidad;
3. La creciente promoción dada al igualitarismo feminista con las distorsiones que le acompañan o el abandono de la feliz armonía descrita en la Escritura entre el liderazgo humilde y amoroso de los esposos redimidos y el respaldo dispuesto e inteligente a ese liderazgo por parte de las esposas redimidas;
4. La ambivalencia generalizada con respecto a los valores de la maternidad, el cuidado del hogar en un sentido vocacional y los muchos ministerios históricamente llevados a cabo por las mujeres;
5. Los crecientes reclamos de legitimidad para las relaciones sexuales que Bíblica e históricamente han sido consideradas como ilícitas o perversas, y la creciente exhibición pornográfica de la sexualidad humana;
6. El recrudecimiento del abuso físico y emocional en la familia;
7. El surgimiento de papeles para los hombres y las mujeres en el liderazgo eclesiástico que no se conforman con la enseñanza Bíblica y que resultan contraproducentes devastando el testimonio Bíblicamente fiel;
8. El creciente predominio y aceptación de excentricidades hermenéuticas diseñadas para reinterpretar los significados evidentemente claros de los textos Bíblicos;
9. La consecuente amenaza a la autoridad Bíblica a medida que la claridad de la Escritura es puesta en peligro y se impide la accesibilidad de su significado a la gente ordinaria limitándolo el ámbito restringido del ingenio técnico;
10. Y detrás de todo esto, el aparente acomodo de algunos dentro de la iglesia al espíritu de la época a expensas de la autenticidad hermosa y radical de la Biblia la cual, en el poder del Espíritu Santo, puede reformar más bien que reflejar nuestra cultura enfermiza.
Propósitos
Reconociendo nuestra propia pecaminosidad y falibilidad perdurables, y sin embargo, reconociendo la genuina posición evangélica de muchos que no están de acuerdo con todas nuestras convicciones, impulsados por las anteriores observaciones y con la esperanza de que la noble visión Bíblica de la condición complementaria de la sexualidad pueda aún ganar la mente y el corazón de la iglesia de Cristo, nos damos a la tarea de ir en pos de los siguientes propósitos:
1. Estudiar y establecer la visión Bíblica de la relación entre hombres y mujeres, especialmente en el hogar y en la iglesia.
2. Promover la publicación de materiales eruditos y populares que representen esta visión.
3. Alentar la confianza de todos los creyentes para estudiar y entender por ellos mismos la enseñanza de la Escritura, especialmente sobre el tema de las relaciones entre los hombres y las mujeres.
4. Estimular la aplicación sensible y reflexiva de esta visión Bíblica en las esferas apropiadas de la vida.
5. Y de este modo
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5.1. Traer sanidad a las personas y relaciones dañadas por un inadecuado entendimiento de la voluntad de Dios con respecto a la masculinidad y la feminidad,
5.2. Ayudar tanto a los hombres como a las mujeres a darse cuenta de su pleno potencial ministerial a través de un verdadero entendimiento y práctica de sus papeles dados por Dios,
5.3. Y a promover la extensión del evangelio entre todas las gentes al fomentar una integridad Bíblica en las relaciones que atraiga al mundo fracturado.
Afirmaciones
Basados en nuestro entendimiento de las enseñanzas Bíblicas, afirmamos lo siguiente:
1. Tanto Adán como Eva fueron creados a imagen de Dios, iguales ante Dios como personas y distintos en su masculinidad y feminidad (Génesis 1:26-27, 2:18).
2. Las distinciones en los papeles masculino y femenino son ordenadas por Dios como parte del orden creado, y debiesen hallar eco en todos los corazones humanos (Génesis 2:18, 21-24; 1 Corintios 11:7-9; 1 Timoteo 2:12-14).
3. La condición de de Adán como cabeza en el matrimonio fue establecida por Dios antes de la Caída, y no fue resultado del pecado (Génesis 2:16-18, 21-24; 3:1-13; 1 Corintios 11:7-9).
4. La Caída introdujo distorsiones en las relaciones entre los hombres y las mujeres (Génesis 3:1-7, 12, 16).
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4.1 En el hogar, el liderazgo humilde y cariñoso del esposo tiende a ser reemplazado por la dominación o la pasividad; la sumisión inteligente y dispuesta de la esposa tiende a ser sustituida por la usurpación o el servilismo.
4.2. En la iglesia, el pecado inclina a los hombres hacia un amor mundano por el poder o a una abdicación de la responsabilidad espiritual, e inclina a las mujeres a resistir las limitaciones de sus papeles o a descuidar el uso de sus dones en los ministerios apropiados.
5. El Antiguo Testamento, lo mismo que el Nuevo Testamento, manifiesta el valor y dignidad igualmente elevados que Dios adjudicó a los papeles tanto de los hombres como de las mujeres (Génesis 1:21-27, 2:18; Gálatas 3:28). También, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, afirman el principio del liderazgo del varón en la familia y en la comunidad del pacto (Génesis 2:18; Efesios 5:21-33; Colosenses 3:18-19; 1 Timoteo 2:11-15).
6. La redención en Cristo tiene como propósito remover las distorsiones introducidas por la maldición.
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6.1. En la familia, los hombres deben abandonar el liderazgo áspero o egoísta y crecer en amor y cuidado por sus esposas; las esposas deben abandonar su resistencia a la autoridad de sus esposos y crecer en sumisión dispuesta y gozosa al liderazgo de sus esposos (Efesios 5:21-33; Colosenses 3:18-19; Tito 2:3-5; 1 Pedro 3:1-7).
6.2. En la iglesia, la redención en Cristo les da a los hombres y a las mujeres una porción igual en las bendiciones de la salvación; sin embargo, algunos papeles de gobierno y enseñanza dentro de la iglesia están restringidos a los hombres (Galatas 3:20; 1 Corintios 11:2-16; 1 Timoteo 2:11-15).
7. En la totalidad de la vida, Cristo es la autoridad y la guía suprema tanto para los hombres como para las mujeres, de modo que ninguna sumisión terrenal –doméstica, religiosa o civil– implica jamás un mandato a seguir una autoridad humana hacia el pecado (Daniel 3:10-18; Hechos 4:19-20, 5:27-29; 1 Pedro 3:1-2).
8. Tanto en los hombres como en las mujeres nunca se debiese usar un sincero sentido de llamado al ministerio para poner a un lado los criterios Bíblicos para los ministerios particulares (1 Timoteo 2:11-15, 3:1-13; Tito 1:5-9). Antes bien, la enseñanza Bíblica debiese seguir siendo la autoridad para probar nuestro discernimiento subjetivo de la voluntad de Dios.
9. Con la mitad de la población del mundo fuera del alcance del evangelismo autóctono [étnico]; con innumerables personas perdidas en aquellas sociedades que ya han escuchado el evangelio; con las tensiones y miserias de la enfermedad, la malnutrición, el desamparo, el analfabetismo, la ignorancia, la vejez, la adicción, el crimen, la encarcelación, la neurosis y la soledad, ningún hombre o mujer que sienta una pasión de parte de Dios por dar a conocer Su gracia en palabra y obra necesita vivir jamás sin un ministerio pleno para la gloria de Cristo y el bien de este mundo caído (1 Corintios 12:7-21).
10. Estamos convencidos de que una negación o descuido de estos principios conducirá a consecuencias cada vez más destructivas para nuestras familias, nuestras iglesias y para la cultura en general.
Basado en la Declaración de Danvers de “The Council on Biblical Manhood and Womanhood” (“El Concilio de la Masculinidad y la Feminidad Bíblica”), en la traducción original de Donald Herrera Terán.
IMPORTANTE: Suscribimos esta declaración, que aquí ha sido revisada, editada y adaptada en concordancia con nuestra declaración de fe, filosofía de ministerio, visión y misión y al entendimiento de los temas de la masculinidad y feminidad que el Señor nos ha revelado en su Palabra. Sin embargo, es importante aclarar que no necesariamente compartimos ni sustentamos todas las prácticas y doctrinas de “The Council on Biblical Manhood and Womanhood”.
Traducción complementaria, revisión, edición y adaptación: David Franco, Ministerios Jesús 24×7
Artículos y párrafos adicionales: David Franco, Ministerios Jesús 24×7
Última revisión: Diciembre 30, 2013