Existen, por lo menos, cinco principios bíblicos —todos trascendentes, interdependientes y no excluyentes— que nos guían en las decisiones que debemos tomar y cumplir en nuestra conducta diaria, pues proceden de la Palabra de Dios, para prevenir ante cualquier enfermedad los contagios y evitar otros riesgos a nosotros mismos, a nuestra familia, a nuestra iglesia y, en general a nuestros prójimos.
- Mayordomía
Dios es el Creador de todo y el dueño de todo y de todos. Nosotros sólo somos administradores —mayordomos— de todo lo que nos ha dado, incluyendo nuestro cuerpo, por lo que tenemos la responsabilidad de cuidar su salud y la salud de nuestro prójimo (Génesis 1; Salmo 24:1; Romanos 12:1; 1 Corintios 6:19-20; 1 Tesalonicenses 5:23).
- Bondad
Las Escrituras nos instan a hacer buenas obras y hacer el bien a todos, principalmente a los de la familia de la fe (Mateo 5:16; Efesios 2:10, Gálatas 6:10).
Comprendemos que cuidar y no poner en riesgo la salud de los demás evidencian nuestra bondad: hacer el bien a los demás. Para lograrlo debemos evitar constituirnos en un foco de contagios y, así, contribuir a una menor propagación de cualquier enfermedad, como la COVID-19.
- Amor
Dios nos manda amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos (Levítico 19:18; Mateo 22:39: Lucas 10:25-37). Una manifestación clara de ese amor por nuestros prójimos es hacerles el bien, ayudarlos y cuidar a los demás, y no ponerlos en riesgo.
- Obediencia a las autoridades
A los cristianos, a los nacidos de nuevo por creer en Cristo, la Biblia nos ordena someternos a nuestras autoridades gubernamentales (Romanos 13:1-8). Resulta importante, entonces, acatar sus disposiciones, siempre y cuando no contravengan principios ni mandamientos bíblicos (Hechos 5:29).
- La gloria de Dios
Nuestra obediencia a la Palabra de Dios siempre glorifica a nuestro Padre celestial y da testimonio a nuestra comunidad y al mundo (Mateo 5:14-16; Hechos 2:44-47; 1 Corintios 10:31).