La doctrina de la suficiencia de la Escritura es un principio fundamental de la fe cristiana. Decir que las Escrituras son suficientes, significa que la Biblia es todo lo que necesitamos para equiparnos para una vida de fe y servicio. Nos proporciona una clara presentación de la intención de Dios para restaurar la relación rota entre Él y la humanidad a través de Su Hijo Jesucristo. La Biblia nos enseña acerca de la fe, la elección y salvación por los méritos de la muerte de Jesús en la cruz y Su resurrección. Ningún otro escrito es necesario para entender estas buenas nuevas, ni ningún otro escrito se requiere para equiparnos para una vida de fe.
La “Escritura” comprende tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. El apóstol Pablo declara que las Escrituras “… te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:15-17). Si la Escritura es “Inspirada por Dios,” entonces no es de inspiración humana. Aunque haya sido escrita físicamente por los hombres, “nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Ningún escrito hecho por el hombre es suficiente para equiparnos para cada buena obra; solo la Palabra de Dios puede hacerlo. Además, si las Escrituras son suficientes para equiparnos totalmente, entonces no se necesita nada más.
Colosenses 2 habla sobre los peligros que enfrenta una iglesia cuando se impugna la suficiencia de la Escritura, o cuando la Escritura es combinada con escrituras no bíblicas. Pablo advierte a la iglesia de Colosas, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8). Judas es aún más directo: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 1:3). Nótese la frase “una vez dada” Esto indica claramente que ningún otro escrito aunque venga del pastor mas dedicado, o teólogo, o iglesia de cualquier denominación, puede reflejar o complementar la Palabra de Dios. La Biblia contiene todo aquello que es necesario para el creyente entienda el carácter de Dios, la naturaleza del hombre y las doctrinas del pecado, el cielo, el infierno y la salvación a través de Jesucristo.
Tal vez los versículos mas enfáticos sobre el tema de la suficiencia de la Biblia vienen del libro de los Salmos. En el Salmo 19:7-14, David se regocija en la Palabra de Dios, declarando que es perfecta, digna de toda confianza, recta, radiante, iluminadora, firme y totalmente justa. Puesto que la Biblia es “perfecta” ningún otro escrito es necesario.
Hoy en día la suficiencia de la Escritura está bajo ataque, y tristemente ese ataque proviene casi siempre de dentro de nuestras mismas iglesias. Técnicas mundanas de organización, métodos para atraer multitudes, entretenimiento, revelaciones no bíblicas, misticismo, y consejería psicológica, todos declaran que la Biblia y sus preceptos no son adecuados para vivir la vida cristiana. Pero Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). Su voz es todo lo que necesitamos oír, y las Escrituras son Su voz, total y absolutamente suficiente.
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