“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8 RV60).
Conocer nuestro propósito significa que nuestra vida lleva una dirección, que tenemos una meta que alcanzar. Tener un propósito es diferente a saber qué queremos hacer algún día. Se refiere mas bien a saber cómo llevar nuestra vida. La palabra de Dios nos deja muy claro que tenemos que humillarnos ante Dios, pero ¿cómo es eso en la vida práctica? Es vivir humildemente o como Webster diría: “destruyendo el poder o el prestigio de…”. En otras palabras es vivir la vida a la manera de Dios y no la mía. Ser humilde es tener corazón sencillo. Cuando caminamos cerca de Dios podemos permitirle guiarnos y dirigirnos sin pretender tomar el control cada vez que pensemos que Él no lo está haciendo bien. Podemos confiar en Dios.
Oremos para que nosotros como padres y cuidadores de nuestros seres amados y al haber escuchado cuidadosamente a nuestro Creador para cumplir con el propósito que Él tenía para nosotros, podamos ser el ejemplo que nuestros hijos necesitan ver e imitar.
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Traducción: Ana Lucía Franco León, Ministerios Jesús 24×7