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El Discipulado

Discipulado Bíblico 04 | ¿Qué es todo esto del “Discipulado Bíblico”? | Gregory Kedrovsky

Por Gregory Kedrovsy, tomado de El Discipulado

Si quiere entender por qué creo que el discipulado es clave en el ministerio de una iglesia local y en la vida de un cristiano, siga leyendo.

Muchos cristianos sentimos el peso del deber que adquirimos cuando nos convertimos a Cristo. Nosotros, como Sus embajadores (2Cor 5.20), somos deudores a todas las demás criaturas en este mundo.

Romanos 1.14-15 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.

La tarea —nuestra misión de vida— es muy clara en la Escritura y se puede expresar así:

Evangelizamos para hacer discípulos. Discipulamos para hacer evangelistas.

Sin embargo, ¿cuántos de nosotros realmente nos sentimos “prontos” y preparados para llevar a cabo la misión que nuestro Señor nos ha dado? Siempre nos queda la duda: ¿Cómo lo hacemos? El Discipulado bíblico fue diseñado para enseñarte esto, para equiparte para cumplir con su misión de vida.

Considera el ejemplo del Señor Jesucristo en Su ministerio público durante Su primera venida. Él “evangelizaba” llamando a los hombres al arrepentimiento.

 Mateo 4.17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Para hacer discípulos, Cristo evangelizaba —llamaba a los hombres al arrepentimiento y a una verdadera conversión. Luego, Él dijo muy claramente cuál era Su meta para Sus discípulos, Sus seguidores.

Mateo 4.18-19 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Cristo “discipulaba” para hacer evangelistas. De esta manera ellos, los discípulos, podían ir luego con la misma misión que el Maestro: evangelizar y discipular (hacer discípulos y hacer evangelistas).

Juan 17.18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

Esto, de hecho, es exactamente lo que vemos en la “Gran Comisión”: las últimas instrucciones que el Señor Jesucristo entregó a Sus seguidores antes de irse a la presencia del Padre.

Mateo 28.19-20 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Marcos 16.15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

Lucas 24.46-47 Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Hechos 1.8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Hacemos discípulos (Mat 28.19-20) predicando el evangelio a cada criatura (Mar 16.15) y llamando a todos los pecadores al arrepentimiento (Luc 24.46-47). En otras palabras, hacemos discípulos evangelizando–testificando de Jesucristo a los inconversos (Hech 1.8) —exactamente como hacían los Apóstoles.

 Hechos 14.21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía. [hacemos discípulos evangelizando —anunciando el evangelio]

Después de “hacer discípulos” a través del evangelismo, queremos entrenar a nuestros nuevos discípulos a hacer lo mismo porque esta es la voluntad de Dios–quiere que todos Sus seguidores sean pescadores de hombres (Mat 4.19).

Esta Gran Comisión (evangelizar y discipular) es la responsabilidad de cada cristiano. Si tú eres como muchos de nosotros, al oír algo así, sientes el peso de la responsabilidad que tienes, y quizá también sientas la culpabilidad de no estar cumpliendo con esta tarea como crees que debes. Lee estas palabras de Todd Friel (del programa cristiano de radio que se llama “The Way of the Master Radio”):

Todd Friel, de su libro Terrified! Nadie espera que un soldado vaya a la batalla sin entrenamiento o sin armas. No obstante, esto es exactamente lo que se espera del cristiano…

Este curso fue diseñado para entrenar al cristiano para la batalla–para equiparlo para cumplir con su misión de vida, la Gran Comisión que Cristo nos ha dado a todos Sus seguidores. Hay mucha doctrina en el Discipulado bíblico porque hay que colocar un fundamento sólido y no hay ningún sustituto por el conocimiento de la Escritura. Pero además del aprendizaje, hay mucha aplicación práctica aquí también. El cristianismo no se trata del “conocimiento académico” sino de una vida cambiada (2 Tim 3.16-17). Necesitamos tanto el conocimiento como la práctica de lo que estamos aprendiendo–o sea, necesitamos tanto el aprendizaje como la aplicación. El Discipulado bíblico te dará todo esto porque te dará el entrenamiento que necesitas y las armas que quieres para poder salir victorioso en cada batalla de nuestra guerra espiritual por las almas de los hombres (¡y para la gloria de Dios!).

Todo este material es “auto-didáctico”, que quiere decir que se enseña a si mismo, sin necesidad de más capacitación. Debido a esto, tú puedes usarlo de varias maneras. Primero, puedes usarlo para tu propia edificación en el Señor–puedes estudiarlo solo para tu propio crecimiento espiritual. Si esta es tu meta, debes empezar en la primera página del primer curso y seguir estudiando –aprendiendo y aplicando– hasta que termines con la última página del último curso.

También puedes estudiar el Discipulado bíblico en un grupo pequeño (uno-a-uno o con un grupo de varias personas a la vez). Sólo tendrías que sacar una copia del material para cada persona y estudiarlo todo, una lección a la vez, con el grupo. Cada curso tiene una estructura sencilla y fácil de seguir, así que cada uno puede hacer la lección para la semana y luego el grupo se reúne para que todos puedan compartir lo que aprendieron.

En tercer lugar, se puede usar el Discipulado bíblico para un ministerio de discipulado o para un instituto bíblico en una iglesia local. Hay aproximadamente tres años de estudio en este material. Un pastor, entonces, puede usarlo fácilmente para empezar (inmediatamente, porque todo ya está hecho) un ministerio de discipulado en su iglesia. Si él prefiere, puede ofrecer el Discipulado bíblico como parte de un currículum de un instituto bíblico.

Entonces, las posibilidades de cómo usar este material en tu propia vida o ministerio son muchas. Sin embargo, en cada caso, la estructura del Discipulado bíblico es la misma, y es tan sencilla que sólo tienes que empezar con la primera página del primer curso y seguir estudiando (aprendiendo y aplicando) hasta que termines con la última página del último curso. El mismo material te llevará sistemática y metódicamente a través del proceso de crecimiento espiritual que es “el discipulado bíblico”.

Luego, cuando Dios te dé un nuevo discípulo, ya tendrás la herramienta idónea para ayudarle a él a crecer en su fe, a establecerse en la sana doctrina y a cumplir con su misión de vida. Es sencillo: enséñale el Discipulado bíblico empezando con la primera página del primero curso y sigan juntos estudiándolo todo hasta que lleguen a la última página del último curso. Después, los dos pueden ir a evangelizar y buscar a otros discípulos para repetir el proceso hasta que Cristo venga por nosotros.

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