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Convirtiéndome en Ester | Previo al Noviazgo | Charo Washer

Convirtiéndome en Ester
Por Charo y Paul Washer

(Tomado de la revista HeartCry Society, Febrero-Marzo de 2003)

La mujer devota
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?…”

“Pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

“Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey” (Ester 2:12-13).

Siempre me ha maravillado el tipo de preparación que la futura reina Ester tuvo que atravesar antes de poder ir ante el rey Asuero.

¿Alguna de nosotras querría atravesar doce meses de tratamientos de belleza antes de conocer al hombre de nuestros sueños? Probablemente no, pero aún así, imagina las posibilidades. Un año apartada para un solo propósito: convertirte en todo lo que puedes ser para la persona que más amas. Un tiempo precioso para cultivar la belleza, para hacer una inversión en educación y etiqueta, para fortalecer la virtud y construir el carácter.

La preparación de Ester me recuerda ese precioso tiempo entre el despertar del deseo en el corazón de una mujer joven de compartir su vida con un compañero y el momento en el que camina rumbo al altar. Para muchos, este tiempo de preparación aparenta ser nada más que un tiempo de espera. Las mujeres solteras a menudo se ven a sí mismas como esperando en el anaquel mientras la vida pasa frente a ellas; como si estuvieran solamente calentando la banca. Ellas no se dan cuenta de que están desperdiciando el momento más importante de sus vidas, están negándose a sí mismas un enorme gozo y recompensa, están negándole a su futuro esposo una mujer más virtuosa y están negándole a Dios una sierva a través de la cual Él desea hacer grandes cosas.

Así como Ester tuvo que ser preparada antes de poder ser la reina de un reino entero, la mujer debe de ser preparada antes de poder embarcarse en uno de los más importantes y difíciles llamados en la vida: el matrimonio y la maternidad. Ester tuvo que aprender las costumbres del reino al que ella pertenecía, tuvo que aprender las costumbres de la vida en la corte, los desafíos intelectuales, emocionales y espirituales de tan elevada posición. Para decirlo más claro: Ester tuvo que ser transformada de una jovencita a una reina antes de poderse acreditar el título y jugar el rol. De esa misma manera, la cristiana soltera debe aprender las costumbres del Reino de los Cielos antes de unirse con aquel que Dios está preparando para ella. Ella debe de estar preparada intelectual, emocional y espiritualmente no por sirvientes de la corte en algún templo pagano, sino por Dios mismo, Su Palabra y por otras mujeres devotas que han sido preparadas antes de ella.

La soltería no es ni una pérdida de tiempo ni una espera con los brazos cruzados, sino que es un tiempo que Dios ha reservado especialmente para la mujer para convertirla en lo que Él quiere que sea y usarla en maneras que quizá sean imposibles después del matrimonio. La soltería es un tiempo en el que una mujer debe cultivar las virtudes que son parte de ser una mujer de Dios, para que ella pueda ofrecer a su futuro esposo y al mundo algo más que solo una cara bonita.

Recuerda a lo largo de tu soltería que no eres la única que está soltera, también tu futuro esposo está pasando por la misma etapa que tú. ¿No sería algo terrible conocer finalmente al hombre que se convertirá en tu esposo solo para darte cuenta de que él ha usado su soltería para servir a Dios y para prepararse a sí mismo para ser un mejor esposo para ti mientras que tú no usaste la libertad de tu soltería para servir al Señor, ni aprovechaste la capacitación que Dios te ofrecía? ¿No sería algo terrible también darte cuenta de que tu esposo pasó sus días como hombre soltero orando por tus necesidades y por la obra de Dios en tu vida, mientras que tú ni oraste por él ni respondiste a la gracia de Dios que te fue otorgada como resultado de sus oraciones?

Es algo maravilloso cuando Dios bendice a una mujer con un esposo. Ese alguien especial quien es perfecto para ella puesto que ha sido cuidadosamente diseñado por Dios para ser uno solo con ella. Es un verdadero gozo para la mujer mirar hacia atrás y recordar como Dios le permitió esperar en Él y que Él fue fiel para bendecirla. Es incluso un gozo mayor para ella saber que su tiempo como mujer soltera fue también un tiempo de buscar a Dios y de serle fiel a Él y a Su propósito. Que ella en ningún momento quiso huir de ese estado sino que deseaba confiar solamente en Dios y esperar en su soberanía y gracia.

De ninguna manera es una tragedia ser una mujer Cristiana soltera sin embargo, las costumbres del mundo se han infiltrado nuevamente en la Cristiandad con la falsa idea de que lo es. Una de las mentiras más grandes es que si tú no tienes a alguien o no estás activamente buscándolo, algo malo sucede contigo. Otra mentira es que la mujer soltera debe salir con hombres como si buscar esposo fuera igual que ir a comprar en una plaza comercial. Pero una mentira incluso más grande es que la mujer soltera debe entregar su cariño y afecto indiscriminadamente para que pueda ser más experimentada y saber que hacer cuando finalmente encuentre al hombre de su elección. Mi querida cristiana, es una mentira y una afrenta a Dios decir que la experiencia es la mejor maestra cuando de hecho, es Dios quien es el mejor maestro y aunque el lema del mundo sea “vive y aprende”, el consejo de la Biblia es “aprende y vive”. No necesitas ser una experta, solo necesitas ser conocedora de lo que Dios ha dicho y ser obediente a ello. No deberías estar buscando al hombre de tu elección sino que deberías estar esperando al hombre elegido por Dios. Y cuando el venga, no serán las experiencias pasadas las que harán funcionar tu matrimonio, sino la castidad, pureza y santidad pasadas. Deberíamos apartar nuestros rostros de las costumbres y experiencias de este mundo de maldad y buscar solo las cosas que Dios ha puesto en el camino que Él ha preparado para nosotras.

Dios sabe exactamente lo que necesitas y Él incluso conoce mejor que tú los deseos de tu corazón. A Dios le encantan las sorpresas. El no quiere que tu andes buscando a tu esposo, Él quiere traértelo a ti y probablemente en el momento en que menos lo esperes. Si desobedeces este consejo, al igual que muchas otras mujeres antes que tú, y te das a la tarea de buscar por ti misma un compañero, quizá encontrarás a alguien, pero existe la posibilidad de que ese alguien no sea el indicado.

Como mujeres, nuestra naturaleza desea la compañía y camaradería de un hombre. Esto viene de Dios y por lo tanto es bueno. Pero al mismo tiempo estamos equivocadas al pensar que si no llenamos esta necesidad, moriremos. Tener a alguien como compañero no es como la necesidad de respirar. Eso quiere decir que puedes sobrevivir sin un compañero, al menos hasta que Dios haya hecho su obra perfecta en ti. Recuerda las Escrituras: “pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir…”. (1 Corintios 10:13)

He descubierto que hay dos razones principales por las cuales una persona necesita “desesperadamente” de alguien más. Primero que nada, es porque no conocen a Dios como deberían. ¿Acaso no es Dios el Dios de toda consolación? ¿Acaso no es Cristo el Señor exaltado que lo llena todo? ¿Entonces por qué nos quejamos sobre lo solas y vacías que nos sentimos? ¿Podría ser que Dios extiende nuestro tiempo de soltería para que podamos encontrar nuestra vida en Él y para aprender a estar completas en Él? Si buscamos casarnos porque sentimos que un esposo llenará nuestras vidas o porque de alguna manera nos hará completas, terminaremos lastimosamente decepcionadas en nuestro matrimonio. Ningún hombre, no importa que tan parecido a Cristo sea, podrá jamás tomar el lugar de Dios en nuestras vidas; pensar que eso es posible es idolatría pura. Si no estamos llenas de Dios ahora y completas en Cristo en el presente, entonces ni siquiera un matrimonio de “ensueño” será capaz de eliminar esa sensación de vacío.

La segunda razón para desesperadamente necesitar a alguien en nuestras vidas es el egoísmo. Cuando necesitamos a alguien para sentirnos amadas o cuando necesitamos a alguien para que nuestros sentimientos de vacío se disipen, entonces estamos deseando un matrimonio por las razones incorrectas. El matrimonio no debe de buscarse como una oportunidad de satisfacer nuestras necesidades, sino como una oportunidad de satisfacer las necesidades de otro. Si no hemos aprendido a llevarle a Dios nuestras propias necesidades, entonces probablemente vamos a abrumar a nuestro esposo con nuestras necesidades sin estar al tanto de las suyas. Yo he conocido a mujeres Cristianas que pasan sus días consumidas por sus propias necesidades y constantemente lamentándose de que Dios no ha traído a alguien a sus vidas. ¿Pero por qué Dios debería confiarle un hombre devoto a una mujer que esta absorta en si misma y en sus propias necesidades y que no hace uso de su libertad como soltera para servir a Dios y preparase a sí misma para Sus propósitos? ¡Una mujer así tendría muy poco que ofrecer a un esposo devoto!

Mi querida amiga, estar soltera así como estar casada debe de ser considerado un tiempo muy especial y de gozo en la providencia de Dios. No debería ser considerado una mera circunstancia o una maldición de la cual uno debería huir desesperadamente. Estar soltera es un tiempo para aprender de Dios y de nosotras mismas, un tiempo para descubrir quienes somos en Cristo y para conformarnos más a Él. Es un tiempo para ser fervientes en las buenas obras y para involucrarse en la ministración a otros. Estar soltera tiene un encanto propio que debe ser disfrutado en su tiempo porque una vez que pasa, no hay vuelta atrás. Casi no hay nada más triste que una mujer ya casada que se lamenta por lo que pudo haber sido y hecho durante su soltería. Todo se perdió por haberse apresurado a casarse sin tener en consideración la obra o el plan de Dios.

Cada época en la vida tiene una belleza y una maravilla propias. Mi oración por todas las mujeres Cristianas es que puedan disfrutar su tiempo a pesar de las mentiras del mundo. Que puedan ser exigentes y no conformarse con menos que la perfecta voluntad de Dios. Que puedan esperar pacientemente en Dios quien es el dador de todo don bueno y perfecto. Que puedan ser como Ester, usando el tiempo que Dios considere necesario para hacerlas bellas por dentro y por fuera.


Convirtiéndome en Ester (Becoming Ester) por Charo y Paul Washer, tomado de la revista HeartCry Society, Febrero-Marzo de 2003. Un artículo publicado originalmente en la revista HeartCry, Volumen 3, Enero de 1998.

Fuente: http://www.heartcrymissionary.com/download.php?file=BecomingEster_by_CharoWasher.pdf


Publicado por: HeartCry Missionary Society
Proporcionado por: http://www.heartcrymissionary.com

Traducción: The Biblical Christian Translators Association
Traductor: Ana Lucía Franco León
Proofreader: David Franco
Copyright / Licencia de la Traducción: Creative Commons v3.0

Asuntos adicionales:
Si usas o publicas la traducción, por favor haz referencia a:
HeartCry Missionary Society: www.heartcrymissionary.com
The Biblical Christian Translators Association: http://bctassociation.wix.com/bctassociation
Ministerios Jesús 24×7: www.jesus24x7.org

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Buscando Pareja | Cómo encontrar a la pareja idónea | David Cox

Por David Cox

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).


La Perfecta Voluntad de Dios – Sabemos que Dios tiene su perfecta voluntad para cada uno de nosotros. Lo que no entendemos a veces es porque esta perfecta voluntad no sale como queremos. Queremos estar casados felizmente, pero parece que Dios no está cooperando. Empecemos en ubicarnos con el entender esta perfecta voluntad de Dios para cada uno de nosotros. Dios no quiere lo mismo para todos. Si la persona no se sujeta a la voluntad de Dios, nunca encontrará paz y tranquilidad en su vida. Uno tiene que aceptar al Señor Jesucristo como su Salvador personal y entender que debe buscar diariamente esta voluntad de Dios, o su vida será nada más un problema tras otro. La clave para ser feliz es ser salvo, servir a Dios con todo su corazón y vida, y buscar a Dios. Sin esto, la felicidad que encuentra uno es hueca. Esto es la base de todo incluso del matrimonio.

¿Por qué no? El llamamiento de ser solo – Mateo 19:12 habla de los eunucos (personas que son solteras en lugar de ser casadas). Jesús comentó que hay varias razones porque las personas se quedan solteras, y una de ellas es por su dedicación al servicio de Dios. Esto es un alto llamamiento que cada persona debe considerar antes de empezar el proceso de buscar una pareja y casarse. 1 Cor. 7:32-35 anota que debidamente una persona casada es distraída de su servicio para Dios por las obligaciones hacia su pareja y familia. El punto aquí no es de causarnos un problema, sino considerar con qué dedicación uno quiere servir al Señor. (Todos deben servirle, no importando si se es casado o no.) En 7:36 Pablo aclara que no es un pecado de casarse, pero lo mejor de todo es cuidarse de sus deseos, vida, y corazón para que uno pueda servir a Dios sin distracciones de otras cosas en la vida. Esto es lo mejor de todo.

El problema de nuestra carne – Todos tenemos un problema con nuestra carne. La carne siempre nos influye para lo malo. Esta tentación es a veces muy fuerte, pero Dios siempre nos provee una salida de toda tentación. 1 Cor 10:13 dice que Dios dará “juntamente con la tentación la salida para que podáis soportar”. La razón porque uno se casa debe ser por la voluntad de Dios y por la pureza espiritual, y no para gozar de sus codicias. En 1 Tes. 4:3-4 leemos: “la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor”. La fornicación es un grave pecado contra nuestros propios cuerpos (cf. 1 Cor 6:18). Sin la paz y la santidad nadie verá al Señor (Heb 12:14). Sal 84:11 dice: “Porque sol y escudo es Jehová Dios […] No quitará el bien a los que andan en integridad”. La santidad es clave entonces.

Ahora para las tentaciones sexuales que nos causan impureza espiritual, la provisión de Dios es también que se case con una pareja cristiana. 1 Cor. 7:1-2 dice: “bueno le sería al hombre no tocar mujer, pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido”. O sea, la primera línea de defensa es el contentamiento como Dios manda a uno: “Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga” (1 Cor 7:17). Luego si todavía tiene problemas, que se case. No hay pecado en casarse. Pero debemos entender desde el principio, tenemos que aprender a restringir nuestra carne, y no andar en esta vida dejando que nuestros deseos reinen sobre nosotros. Regresemos a los diez mandamientos, “No codiciarás la mujer de tu prójimo […] ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo 20:17). “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Nadie se puede quejar de que su caso es especial, Dios está allí en poder para todos.

Nuestras vidas tienen que ser controladas por Dios, porque obedecemos (es de nuestra voluntad) la voluntad de Dios (nuestro plan). No podamos dejar que el deseo reina en nuestras vidas. Encontrar una pareja cristiana (obediente a Dios) es solamente parte de la solución. La otra parte de la solución es que uno mismo se sujeta (se controla) a Dios.

¿Por qué no? El Tiempo no es correcto

Desde el punto de vista cristiano, ya sabemos que Dios tiene un plan para nuestras vidas. Debe ser nuestra meta el esperar en ello y regocijarnos en lo que Dios tiene para nosotros. O sea, de estar contento. Fil. 4:11 dice: “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. A veces estorbamos este plan de Dios, y a veces obedecemos y trabajamos adentro de este plan, pero nuestra esperanza y fe está siempre en que Dios tiene nuestro bien siempre en mente (Romanos 8:28). Entonces, ¿por qué no estoy casado? Esto se lo preguntan muchas personas. Aparte de que Dios llama a unos a una vida de servicio (aun que muchos no lo aceptan y no lo hacen), puede ser que uno no está listo espiritualmente (o su pareja no está lista). Eclesiastés 3:1 no dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Debes prepararte espiritualmente como Dios quiere.

Siendo un pastor, tengo que decirte que la mayoría de los problemas entre casados se reduce a uno solo, uno o los dos no son maduros. A veces los adultos de 30 hasta 80 años actúan peor que niños de 6 años de edad. Si se juntan en matrimonio solamente incrementan los daños a causa de su inmadurez. Leemos en 2 Corintios 7:1: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. Tenemos que tomar en serio la exhortación a la madurez (perfección). La madurez es no ofenderse aun que el agravio sea fuerte. La madurez es quedarse estable y tranquilo cuando los demás están alocándose.

Requisitos para tu Pareja

Ahora estamos listos para hablar de buscar pareja. Vamos a ser francos. Cualquier persona puede ser tu pareja, y resulta igual si no estás salvo ni estás buscando la voluntad de Dios. Todo resulta igual; un desastre. Tienes que ser verdaderamente salvo, obediente, y dedicándote fuertemente a la voluntad de Dios1. Los inconversos y desobedientes se casan y se divorcian como locos en nuestro día. Pero nunca encuentran felicidad, ni tranquilidad, ni paz. “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:9, 14). ¡De no buscar de vivir en el Espíritu es una marca segura de que ni eres salvo!

Entonces la meta para cada soltero cristiano es encontrar otro joven soltero igual como él, salvo y buscando enfáticamente la voluntad de Dios, sirviendo a Dios con todo su corazón y energía. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento” (Mat 22:37-38). Es locura el pensar que vas a encontrar alguien así en cualquier otro lado que no sea en la obra de Dios, tu iglesia local. El primer lugar donde uno soltero cristiano debe estar buscando fielmente es en su iglesia local. Observemos que si estás buscando allí y un prospecto bueno está igualmente buscando, si te ve como infiel, no dedicado, y no constante en tu fe y vida delante del Señor, lo mejor que hará respecto de ti, es tacharte como posible pareja. Entonces, ¿cómo andas en tu testimonio en tu iglesia local? Puedes encontrar alguien afuera de una iglesia local, pero sin duda tendrás problema tras problema por juntarse en yugo desigual, andando hacia el divorcio y desastre. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos: porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Cor. 6:14).

Un Varón de Dios

Para las chicas, su meta debe ser un hombre cristiano que es un líder espiritual. Lee cuidadosamente Génesis 3 y fíjate que Adán causó muchos problemas por dejar a su esposa manipularle, y por no ser líder de su familia. Dios pone un gran valor sobre el hombre como Abraham que “haciendo justicia y juicio”, “mandará a sus hijos y a su casa después de sí que guarden el camino de Jehová” (Génesis 18:19). Igualmente vemos un buen ejemplo en las palabras de Josué 24:15: “yo y mi casa serviremos a Jehová”. Además debemos decir que Adán aparentemente no explicó bien lo que le había dicho Dios a él y su familia. La serpiente cambió la Palabra de Dios y Eva no fue enseñada sobre ella. Cualquier buen prospecto es alguien que estudia la palabra de Dios y la enseña a su pareja y familia (cf. 1 Cor 14:35). Es alguien con sed de crecer espiritualmente, atento en los cultos, tomando apuntes y pensando. También participa en las actividades en la iglesia. Lo óptimo será un hombre que predica, enseña, o trabaja en la obra de Dios en lo que puede. Dios mandó a Adán trabajar duro en Génesis2 y en 1 Timoteo 5:8 dice que el varón que no provee para los suyos ha negado la fe y es peor que un incrédulo. Debe ser un hombre que sabe como amar y tratar bien bonito a una mujer (Col. 3:19; Efesios 5:25, 28, 30,33; 1 Pedro 3:7).

Una Mujer Virtuosa

Para los varones, la Biblia pinta un cuadro en Gén. 2-3 de la mujer que cayó en el pecado y jaló toda su familia. La mujer virtuosa es una que reconoce su obligación bíblica de sujetar sus deseos a su esposo (Gén. 3:16; 1 Tim 2:11-12; 1 Cor 14:34-35), y que se dedica a la belleza espiritual (interna 1 Ped 3:1-5), y sus obligaciones con su esposo y familia (Tito 2:3-5; Ef. 5:33; 1 Tim 5:14; Prov 31:10-31). “Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Prov 31:30). “Estad sujetas a vuestros maridos […] considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío sea […] el interno, el del corazón […] un espíritu afable y apacible” (1 Ped. 3:1-4). La mujer de nuestra meta no nos impacta con su belleza exterior sino con su espíritu cristiano, su devoción para con Dios, y humildad.

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1 La voluntad de Dios es la obra de Dios. Que todos escuchando el evangelio, y aceptan al Salvador, y entran a trabajar en la obra de Dios. Adentro de esta obra de Dios es la edificación de uno al otro por medio de los vehículos que escogió Dios: La Palabra de Dios, la predicación de la Palabra por santos varones de Dios en el contexto de una iglesia local.

2 Génesis 2:15; 2 Tes. 3:10-11; 1 Tes. 4:11-12; Ef. 4:28.


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