Manifiesto de la Familia

Contenido
INTRODUCCIÓN.
LA BIBLIA.
LA FAMILIA.
EL MATRIMONIO.
ESPOSOS.
ESPOSAS.
UNIÓN SEXUAL.
PADRES.
MADRES.
HIJOS.
MATRIMONIOS SIN HIJOS.
ABUELOS.
PARIENTES ADULTOS MAYORES O INCAPACITADOS.
SOLTEROS.
LA IGLESIA.
DIVORCIO.
MADRES Y PADRES SOLOS.
FAMILIAS DESINTEGRADAS Y FAMILIAS CON HIJOS DE DIFERENTES PADRES.
EL TRABAJO Y LA FAMILIA.
MENTORES.
EDUCACIÓN MATRIMONIAL.
EL ENGAÑADOR Y LA CULTURA.
EL DIOS TRINO, CREADOR DE LA FAMILIA.
DIOS, EL PADRE.
DIOS, EL HIJO.
DIOS, EL ESPÍRITU SANTO.
COMPROMISO.
 


 

INTRODUCCIÓN

Durante la última mitad del siglo veinte y los inicios del siglo veintiuno, la cultura occidental ha sufrido una decadencia sin precedentes. Aunque los avances científicos y tecnológicos han creado una ola de prosperidad y de progreso, los valores morales y las convicciones se han destruido.
 
En una época, la mayoría de nuestros antepasados basaron su sentido de lo bueno y lo malo en principios cristianos que proveyeron bases sólidas para la vida. Hoy, la gente ve la ética y la moral como algo relativo y subjetivo y ha desarrollado su propia versión de “moralidad” con muy poca o ninguna consideración hacia los patrones absolutos.
 
Esta idea de tolerancia moral también ha estado erosionando las bases de la familia y la sociedad latinoamericana. Hoy, muchos padres de familia tienen poca o sencillamente ninguna idea sobre cómo mantener un matrimonio exitoso y de cómo criar a sus hijos de tal manera, que lleguen a ser adultos responsables. Además, un número creciente de educadores, políticos y miembros de los medios de comunicación están atacando y redefiniendo la familia, creando mucha confusión sobre lo que una familia es. Mucha gente proclama hoy que los “valores familiares” son importantes, pero los grandes cambios hacia una moral relativa nos están llevando a debatir lo que los “valores familiares” deberían ser.
 
Abraham Lincoln dijo una vez: “La fortaleza de una nación está en los hogares de su gente”. Estamos convencidos de que la familia es la columna vertebral de la iglesia cristiana y de la sociedad en general. La historia nos muestra que, si alguna sociedad quiere sobrevivir, debe fortalecerse y edificarse sobre las verdades bíblicas del matrimonio y la familia.
 
La Biblia comienza en Génesis con el matrimonio de un hombre y una mujer y termina en el libro de Apocalipsis con el matrimonio de Cristo y Su Novia, la Iglesia. Entre estos dos eventos históricos, uno en el pasado y el otro todavía en el futuro, Dios nos dejó patrones eternos para la vida familiar que, si se siguen en un espíritu de humildad y obediencia, nos muestran la única manera de mantener relaciones familiares saludables.
 
El siguiente documento confirma este modelo bíblico y nos desafía a considerar cómo deberíamos vivir dentro de las paredes de nuestras casas. Se ofrece en un espíritu de amor y humildad, no de juicio ni contienda. Además, no se ha tratado de que ésta sea una declaración doctrinal exhaustiva acerca de lo que la Biblia dice sobre el matrimonio, la familia y demás temas relacionados.
 
Más bien, este documento se propone hacer declaraciones que inevitablemente van a enfrentar asuntos culturales críticos. Invitamos a todo aquel que desee afirmar las verdades sobre el matrimonio y la familia de acuerdo con las Escrituras, a adherirse al mismo y firmarlo, al pie de la última página. Es nuestra esperanza que este documento sirva para presentar acertadamente la verdad que Dios nos ha revelado en las Escrituras, nos ayude a ver cómo es una familia desde el punto de vista bíblico, y nos muestre cómo podemos honrar y glorificar a Dios en nuestras relaciones familiares.
 
Honestamente reconocemos que, al igual que todo el mundo, hemos negado con frecuencia las verdades bíblicas de la vida familiar por la manera en que vivimos. Deseamos, sin embargo, comprometernos por la gracia de Dios, a vivir de acuerdo con los principios aquí declarados. También nos comprometemos a pasarlos a las generaciones futuras para que, al reflejar en nuestras vidas familiares el carácter de Dios, Él sea honrado y glorificado.

LA BIBLIA

Creemos que la Biblia fue escrita por hombres que fueron inspirados por el Espíritu Santo; creemos que tiene autoridad absoluta y que no tiene ningún error en los escritos originales. Creemos que la Biblia contiene las bases para construir matrimonios y relaciones familiares sólidas; que enseña principios sobre el matrimonio y la vida familiar que transcienden el tiempo y la cultura. Nos comprometemos a comunicar esta verdad bíblica para así fortalecer y guiar al matrimonio y a la familia (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20,21; Hebreos 4:12).

LA FAMILIA

Creemos que Dios fue quien dio origen a la familia. Fue fundada por Él al crear al hombre y a la mujer y establecer así el primer matrimonio, según lo registra el libro de Génesis. Más adelante, la Biblia define a la familia a través de las instrucciones dadas por Dios, para que las parejas casadas tuvieran hijos o por nacimiento o por adopción. Creemos que el propósito de la familia es glorificar y honrar a Dios formando bases espirituales, emocionales, físicas y económicas para los individuos, la iglesia y la sociedad.
 
Es en el hogar donde los niños ven los modelos de paternidad y maternidad. Es en el hogar donde se les enseña a los niños los valores morales y es en el hogar en donde estos valores se plantan en el corazón de los niños. Es en el hogar en donde puede modelarse la relación espiritual con Dios a través de Jesucristo.
 
Es en el hogar en donde la gente aprende a vivir de acuerdo con sus convicciones. Por lo tanto, nos comprometemos a mantener en alto el concepto de la familia como el diseño original y primario de Dios para producir una descendencia fiel a Él, que a su vez pase los valores divinos de generación en generación (Efesios 3:14,15; Génesis 1:26-28; Romanos 8:15-23; Juan 1:12; Gálatas 3:29; Salmos 78:5-7; Deuteronomio 6:4-9).

EL MATRIMONIO

Creemos que Dios, no el hombre, creó el matrimonio. Creemos que el matrimonio fue la primera institución creada por Dios. Creemos que la Biblia enseña que el pacto del matrimonio es sagrado y por toda la vida. También, que la Biblia enseña que el matrimonio es una declaración pública de una unión y de un compromiso mutuo hecho en privado entre un hombre y una mujer, nunca entre dos personas del mismo sexo. Por lo tanto, creemos que Dios le da una esposa a un hombre y un esposo a una mujer para que se entreguen el uno al otro y satisfagan las necesidades sexuales el uno del otro de manera única y exclusiva.
 
Creemos que Dios creó el matrimonio con el propósito de que las parejas glorifiquen a Dios al llegar a ser una sola carne y al criar a sus hijos en el conocimiento y amor a Dios. También para que se complementen el uno al otro y disfruten del placer sexual. Así como el “hierro con hierro se aguza “, creemos que Dios usa también el matrimonio para cambiar al hombre y a la mujer a la imagen de Jesucristo. Así como la Trinidad refleja Personas iguales con diferentes funciones, creemos que Dios creó al hombre y a la mujer con el mismo valor, dignidad e importancia, pero con funciones y responsabilidades diferentes dentro del matrimonio.
 
Finalmente, declaramos que el compromiso del matrimonio dentro de nuestra cultura debe ser tenido como una institución divina, en la cual hombres y mujeres pueden experimentar el verdadero sentido de intimidad espiritual, emocional y física, para que así los dos puedan llegar a ser uno (Génesis 2:18-25; Efesios 5:30-32; 1 Corintios 7:1-5; Mateo 19:4-6; Marcos 10:6-9; Proverbios 27:17; Romanos 1:26,27; 8:29; Hebreos 13:4; Mateo 22:30; Marcos 12:25; Deuteronomio 24:5; Cantar de los Cantares).
 

ESPOSOS

Creemos que Dios ha encargado a cada esposo para que cumpla con la responsabilidad de ser “cabeza” (siervo-líder) de su esposa. Creemos que Dios creó en el hombre la necesidad de una compañera, por lo cual él necesita a su esposa como su complemento y ayuda idónea. Creemos que el esposo le dará cuenta a Dios de cómo amó, sirvió y proveyó para su esposa. Rechazamos la idea de que el esposo domine a su esposa. De la misma manera, rechazamos la idea de que el esposo deje de cumplir con la responsabilidad de guiar a su esposa. Por el contrario, creemos que su responsabilidad es amar a su esposa. Este amor se distingue por el hecho de que él tome la iniciativa en servir, cuidar y honrar a su esposa como un regalo de Dios. Creemos que su responsabilidad es proteger, ayudar y proveer para las necesidades físicas, emocionales y espirituales de su esposa.
 
También creemos que un esposo debe buscar y respetar altamente la opinión y el consejo de su esposa y tratarla como a la compañera que ella es en Cristo. También nos proponemos exhortar y rogar a los hombres para que no abusen de la posición que Dios les dio como esposos, sino que más bien, expresen un amor sacrificial por sus esposas, de la misma manera que Cristo expresó Su amor sacrificial por la iglesia y lo demostró plenamente en la cruz (Génesis 2:18-25; Efesios 5:22-33; Colosenses 3:19; 1 Pedro 3:7; 1 Timoteo 5:8).
 

ESPOSAS

Creemos que Dios ha encomendado a cada esposa para que cumpla con la responsabilidad de ser la “ayuda idónea” de su esposo. Creemos que la esposa le dará cuenta a Dios de cómo amó, respetó y le dio apoyo a su esposo. Sostenemos la verdad bíblica de que ella tiene el mismo valor, dignidad e importancia para Dios que su esposo. Rechazamos la idea de que la esposa debería asumir las responsabilidades del liderazgo de su esposo. De la misma manera, rechazamos la idea de que la esposa debería ceder pasivamente al dominio de su esposo. Creemos que su responsabilidad es que voluntaria e inteligentemente afirme, respete y se someta a su esposo como cabeza del hogar, de acuerdo con el diseño divino. Por lo tanto, nos comprometemos a exhortar a las esposas para que sean apoyo de sus esposos, aceptando los privilegios y responsabilidades de su rol como su ayuda idónea (Génesis 2:18- 25; Efesios 5:22-33; Colosenses 3:18; 1 Pedro 3:1-6; Proverbios 31:10-12).
 

UNIÓN SEXUAL

Creemos que la Biblia claramente declara que el matrimonio es el único contexto para la intimidad sexual. Creemos que la cultura contemporánea está presionando la mente de los solteros para que prematuramente participen en actos que están designados a practicarse solamente dentro del contexto del matrimonio. Nuestra cultura ha rechazado el plan de Dios respecto a la intimidad sexual, promoviendo diversas maneras de promiscuidad sexual. Como consecuencia, ha traído sobre sí misma enfermedades sexuales y relaciones que no funcionan. Creemos en la pureza y en la fidelidad sexual en el matrimonio (Hebreos 13:4). Por lo tanto, nos comprometemos a entrenar a los padres para que enseñen a sus hijos, desde una edad temprana, a que respeten su sexualidad y preserven su virginidad y pureza hasta el matrimonio. Nos comprometemos a transmitir el mensaje a los adolescentes, los adultos solteros y a las parejas casadas, de que la intimidad sexual solamente es permitida dentro del contexto del matrimonio (Génesis 1:24,25; Romanos 1:24-27; 1 Tesalonicenses 4:3-8).
 

PADRES

Creemos que Dios le ha encomendado al padre la responsabilidad de ser el líder de la familia. Él es responsable, delante de Dios, de guiar a su familia por medio de un amor sacrificial por su esposa e hijos y de proveer para sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Creemos que la manera más grande como un padre puede amar a sus hijos es amando a su esposa. Creemos que los niños obtienen mucho de su concepto de Dios a través de sus padres. Creemos que el padre debería enseñar a sus hijos, a través de la instrucción y del ejemplo, verdades de la Biblia y cómo aplicarlas de una manera práctica a la vida diaria. Por lo tanto, un padre debería pasar tiempo de calidad y en cantidad con cada uno de sus hijos.
 
Creemos que el padre debería demostrar un carácter consagrado a Dios, revelado en humildad, ternura y paciencia hacia sus hijos. Creemos que un padre debería demostrar amor a través de disciplina consistente a cada hijo. Por lo tanto, nos proponemos el hacer volver el corazón de los padres hacia sus hijos, enfatizando la importancia de su papel como padre. Nos proponemos exhortar a cada padre para que sea ejemplo de amor hacia Dios y Su Palabra, ejemplo de amor hacia su esposa y ejemplo de amor hacia sus hijos. (Malaquías 4:6; Efesios 6:4; Colosenses 3:20,21; Deuteronomio 6:4-9; 1 Timoteo 3:4,5; 5:8).

MADRES

Creemos que Dios ha designado de manera única a la mujer para ser madre. Creemos que la manera más grande como una madre puede amar a sus hijos es amando al padre de éstos. También creemos que Dios ha creado a la mujer con una habilidad innata muy especial para criar y cuidar a sus hijos.
 
Por lo tanto, creemos que las madres son las personas más indicadas para realizar las responsabilidades vitales de amar, criar y cuidar a los niños. Creemos que estas responsabilidades deben realizarse antes de cualquier otra. Creemos que nuestra cultura ha devaluado el papel de las madres dándole mayor importancia a actividades realizadas fuera de la casa.
 
Reconocemos que hay casos donde será necesario que la madre trabaje fuera de la casa (dificultades económicas, madres solteras); sin embargo, también creemos que algunas parejas han escogido carreras y modos de vida que dan como resultado una falta de énfasis en el papel de la madre como la encargada primaria de la crianza de los hijos.
 
Por lo tanto, nos hemos comprometido a presentar un marco bíblico a través del cual las parejas puedan evaluar correctamente sus prioridades a la luz del papel de una madre. Nos comprometemos a elevar el papel de la maternidad, apreciándola correctamente en su exaltado valor en la economía de Dios para la familia. Nos comprometemos a exhortar a las madres a que modelen el amor a Dios y a su Palabra, a modelar amor por sus esposos y amor por sus hijos (Tito 2:4,5; 1 Tesalonicenses 2:7; Proverbios 14:1, y Cap.31; Deuteronomio 6:6; 11:19; Ezequiel 16:44,45).

HIJOS

Creemos que los hijos son regalo de Dios y deberían ser recibidos y tratados como tales. Creemos que la vida de un niño comienza en el momento de la concepción. Creemos que los niños tienen una responsabilidad especial hacia Dios de obedecer y honrar a sus padres. Creemos que la identidad y el buen crecimiento espiritual de un niño es ayudado u obstaculizado por la devoción o la falta de ella de sus padres hacia Dios, sus semejantes y hacia él mismo. Los padres deberían verse a sí mismos como embajadores, trabajando para construir caracteres fuertes en las vidas de sus hijos a través de una devoción a Dios consistente, de fortalecimiento, disciplina, enseñanza del bien y del mal. Nos hemos comprometido con el plan de Dios de compartir Su amor de generación a generación, animando a los padres a amar a sus hijos “para que las generaciones futuras puedan conocer el amor y el perdón de Cristo” (Efesios 6:1-3; Colosenses 3:20; Salmos 78:5-8, 127:3-6; 139:13-16; Proverbios 4:1, 6:20).

MATRIMONIOS SIN HIJOS

Creemos que Dios ha permitido que algunas parejas no tengan hijos biológicos de acuerdo con Su plan soberano para sus vidas. Creemos que las parejas sin hijos no son de menor valor delante de Dios que aquellas que sí los tienen. Creemos en que hay que animar a las parejas sin hijos para que consideren la adopción como una alternativa familiar. Estamos comprometidos a animar a las parejas sin hijos para que transmitan un legado de devoción a Dios a través de su involucramiento con los niños de sus familias inmediatas, iglesias y comunidades (Lucas 1:6,7; Romanos 8:28,29).

ABUELOS

Creemos que los abuelos deben ser honrados como miembros valiosos de la familia. Creemos que su sabiduría para vivir debe ser buscada y pasada a sus hijos y a los hijos de sus hijos. También creemos que los abuelos tienen la responsabilidad de ser modelos para sus nietos y enseñarles cómo conocer a Jesucristo y cómo crecer en una relación con El, así como transmitirles principios bíblicos para una vida de fidelidad a Dios. El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de abuelos y abuelas que hicieron excelentes papeles como tales.
 
Por lo tanto, nos comprometemos a honrar a los abuelos alentando a sus hijos y nietos para que escuchen sus palabras de sabiduría. También nos comprometemos a exhortar a los abuelos para que se involucren activamente con sus nietos cada vez que les sea posible (1 Timoteo 5:4; Génesis 18:18,19; Proverbios 17:6; Salmo 78:1-7).

PARIENTES ADULTOS MAYORES O INCAPACITADOS

Creemos que la familia debe proveer cuidado amoroso espiritual, físico y emocional para sus miembros ancianos sin importar que estos sean independientes o dependientes, o bien que estén incapacitados. Creemos también que deben encontrar reposo y cuidado en los hogares de sus hijos u otros miembros cercanos de la familia, de ser posible médica o físicamente, cuando se encuentren incapacitados por la edad o cualquier otra situación.

Creemos que no se debe abusar de o ignorar a los miembros de la familia ya ancianos o incapacitados, ni considerarlos como personas sin valor o como mera carga, aunque también creemos que aquellos adultos mayores con cuerpos y mentes razonablemente sanas no deben esperar que otros les apoyen en un estilo de vida ocioso o egoísta.

Por lo tanto, nos comprometemos a honrar a los adultos mayores, exhortando a sus hijos y nietos para que provean, de manera amorosa, de los cuidados espirituales, físicos y emocionales que estos requieran. También nos comprometemos a alentar a los adultos mayores para que vivan su vejez bíblicamente, siendo útiles, tanto a la familia como a la iglesia, de acuerdo con los dones y capacidades que Dios les conceda en cada etapa de su vida (1 Timoteo 5:4, 8, 16; Mateo 15:1-9; 1 Tesalonicenses 4:11; 2 Tesalonicenses 3:10).
 

SOLTEROS

Creemos que la soltería puede ser el propósito de Dios para algunos, provista para el servicio efectivo a Él, en cuyo caso, Dios también proveerá del don de la continencia de tal forma que la pureza sexual pueda ser mantenida. Creemos que la persona soltera, que lo es por la gracia de Dios, es una persona total y completa en Cristo, por lo que puede vivir feliz y realizada en la comunión y servicio dentro de su familia y la iglesia, y en su interacción con la sociedad. Creemos que la soltería no es una licencia para vivir de manera egoísta y hedonista, desentendiéndose de sus responsabilidades para con su familia y la iglesia, y sirviendo solo a sus propios intereses.

Por lo tanto, nos comprometemos a alentar aquellos que viven en soltería, a vivirla a la luz de las Escrituras, sabiéndose personas completas en Cristo, ocupando su tiempo en las cosas celestiales, manteniendo su pureza sexual y sirviendo a su familia y a la iglesia (Mateo 19:10, 11; 1 Corintios 7:7, 8, 25-27, 32).

LA IGLESIA

Creemos que la familia y la iglesia son interdependientes. Una responsabilidad primordial de la iglesia es la de ayudar a construir familias fieles a Dios, y estas familias a su vez ayudan al desarrollo de la iglesia.
 
Creemos que la iglesia y la familia fueron diseñadas para ser complementarias ya que a la familia se le encomienda criar “una simiente piadosa” que la iglesia necesitará para la siguiente generación y que será tierra fértil para el liderazgo de la iglesia, mientras que ésta última proporciona para la familia la instrucción, disciplina, protección, compañerismo y adoración. Este es el lugar, junto con el hogar, en donde el conocimiento y amor de Dios debe ser comunicado a padres, madres e hijos.
 
Reconocemos también que existen familias desintegradas por diversas causas (muerte, divorcio, etc.), y aun por causa del evangelio, cuyos miembros (divorciados, viudos, solteros) convertidos a Cristo, pueden integrarse a la iglesia encontrando en ella la familia de la fe que Dios ha provisto para su crecimiento.
 
Por lo tanto, estamos comprometidos a exhortar a las familias para que apoyen a la iglesia local involucrándose en ella. También nos hemos comprometido a exhortar a la iglesia local para que mantenga la prioridad de ayudar a matrimonios y familias a ser fieles a Dios. (Deuteronomio 6; Salmos 78:1-8; Malaquías 2:15; Hechos 2:42; 1 Timoteo 3:1-13, 15; Efesios 5:22-33, 6:1-9; Filemón 1:2; Colosenses 4:15).
 
(En cuanto a las funciones y responsabilidades de hombres y mujeres en la iglesia, consultar el documento “Complementarismo”)

DIVORCIO

Creemos que el plan de Dios para el matrimonio es que éste sea un compromiso para toda la vida entre un hombre y una mujer. Creemos que Dios aborrece el divorcio. También creemos que el divorcio les hace daño a ambos cónyuges. Por lo tanto, se debe animar a la reconciliación de un matrimonio y desalentar todo síntoma de divorcio. Creemos también que Dios permite el divorcio en ciertas situaciones, no porque ésta sea Su voluntad sino por la dureza de corazón de la gente. Creemos que, de acuerdo con la Biblia, Dios permite el divorcio en el caso de fornicación (inmoralidad sexual, incluido el adulterio) y en el caso en que un cónyuge inconverso decida abandonar el compromiso del matrimonio.
 
Creemos, sin embargo, que es la prioridad de Dios que la unidad matrimonial sea restaurada y que, a través del poder del evangelio de Jesucristo, experimenten el perdón y la reconciliación. Creemos que, en el caso desafortunado de abuso y abandono, Dios ha provisto protección para el cónyuge abusado y provisión para el sostenimiento de niños a través de la iglesia, las leyes civiles, consejeros cristianos, oración y otras medidas prácticas. Creemos que Dios puede restaurar a las personas heridas por el divorcio y a matrimonios que se han destrozado, a través de Su gracia, por el poder de Su Espíritu Santo, y por Sus verdades prácticas que encontramos en la Biblia (Malaquías 2:16; Mateo 19:3-9; Mateo 5:31-32; Marcos 10:6-12; Lucas 16:18; Romanos 7:1-3; Romanos 13:1-5; 1 Corintios 7:15).

MADRES Y PADRES SOLOS

Creemos que, idealmente, un niño necesita la influencia de ambos padres para que tenga un desarrollo sano en su vida y en sus relaciones. Al mismo tiempo, reconocemos que la gracia de Dios es suficiente y que Él es un padre para el huérfano y un esposo para la que no lo tiene. También creemos que Dios es protector de huérfanos, amigo de viudos y esposo de viudas.
 
Creemos que Dios, por Su gracia, puede llenar el vacío que deja la falta de uno de los padres para llevar a cabo Sus propósitos eternos de formar el carácter de Cristo en los padres solteros y en sus hijos. Creemos que una madre o un padre solo, junto con sus hijos, constituyen una familia y como tal, Dios tiene en Su Palabra, principios para el buen desarrollo de ellos como familia. Creemos que la iglesia local debe ser un hogar para los padres solos y sus hijos, rodeando a estos niños con gente que ame a Dios y les sirva como modelo, supliendo así al padre o madre que no está.
 
Por lo tanto, nos hemos comprometido a exhortar a los cristianos dentro de las iglesias locales, para que ayuden creativamente a suplir las necesidades asociadas con los hogares con un solo padre. Nos hemos comprometido a alentar y dar ánimo a las familias con un solo padre proveyéndoles recursos y desarrollando principios bíblicos que les ayuden a aquellos que se enfrentan con la tarea de ser padres solos (Salmo 68:5,6; 1 Corintios 7:32; Santiago 1:27; 1 Timoteo 5:3-16; Romanos 8:28,29; Lucas 18:3-5).

FAMILIAS DESINTEGRADAS Y FAMILIAS CON HIJOS DE DIFERENTES PADRES

Creemos que, aunque ésta no es Su voluntad, Dios ha permitido a hombres y mujeres, o por malas decisiones, o por circunstancias fuera del control de esas personas, como accidentes fatales, afrontar dificultades y consecuencias dolorosas en sus matrimonios y en sus relaciones familiares. También creemos que Dios da gracia abundante a las familias desintegradas, a las que tienen hijos de diferentes padres y a las que sólo tienen uno de los padres.
 
Por lo tanto, creemos que Él los capacita para aplicar Sus principios y realizar las funciones para tener una vida familiar saludable. Nos hemos comprometido a animar y a enseñar a estas familias, los principios de Dios para el matrimonio y la vida familiar. También nos hemos comprometido a exhortar a la iglesia local para que compartan la carga de las familias desintegradas (Santiago 1:27; 1 Timoteo 5:16; Filipenses 4:13).

EL TRABAJO Y LA FAMILIA

Creemos que el trabajo es un aspecto importante y necesario en nuestro servicio a Dios y nuestra responsabilidad para proveer para las necesidades de la familia. También creemos que la seguridad de la familia no se encuentra en obtener logros profesionales o financieros, si éstos no están relacionados con nuestra responsabilidad que tenemos para con Dios, nuestro cónyuge y nuestra familia. En cambio, sí creemos que esas necesidades se satisfacen en el calor del hogar en donde los padres y los hijos están experimentando armonía en las relaciones con cada uno y con el Señor Jesucristo. Por lo tanto, estamos comprometidos a desafiar a cualquier persona o pareja para que ordene sus prioridades y para que, a través del curso de sus vidas, puedan tener éxito en sus hogares y no solamente en sus trabajos o carreras profesionales (Apocalipsis 3:14-22; Efesios 6:7,8; Mateo 6:33; 1 Timoteo 5:8; 1 Tesalonicenses 4:10-12).

MENTORES

Creemos en la amonestación bíblica de que los hombres y las mujeres mayores enseñen a los jóvenes. Creemos que las parejas más jóvenes de hoy deben buscar sabiduría y consejo en las parejas de más edad, en aquellos asuntos relacionados con el matrimonio y la familia. Creemos que las parejas mayores deben ser enseñadas y animadas para que guíen a parejas más jóvenes y creemos que la mejor manera de llevar esto a cabo es a través de la iglesia local. Por lo tanto, nos hemos comprometido a establecer una estrategia de mentores, que la iglesia local pueda implementar y usar para construir matrimonios y familias fuertes (Tito 2:3-5).

EDUCACIÓN MATRIMONIAL

Creemos que los jóvenes que escogen casarse deben ser enseñados en los principios bíblicos del matrimonio. También creemos que la educación de una pareja casada no termina después de la ceremonia matrimonial, sino que continúa a través de toda la vida.
 
Por lo tanto, creemos que la educación antes y después del matrimonio es de gran ayuda además de ser esencial en el crecimiento de una pareja en y hacia la unidad. Nos hemos comprometido a poner en alto, establecer y enseñar, los preceptos del matrimonio por los cuales los solteros adultos puedan evaluar correctamente sus relaciones y equiparse a sí mismos para el matrimonio. Nos hemos comprometido a proveer la enseñanza y el entrenamiento necesarios para equipar a las parejas casadas para que vivan durante toda su vida como una unidad. Finalmente, nos hemos comprometido a mostrarles a las parejas cómo sus matrimonios pueden ser usados por Dios para darle a otros la esperanza que sólo se encuentra en Jesucristo (Tito 2; 2 Timoteo 3:16,17; Hechos 16:31; Juan 4:53).

EL ENGAÑADOR Y LA CULTURA

Creemos que existe un Diablo que es real, quien es el enemigo de Dios y cuya naturaleza y objetivo es mentir y engañar. Creemos que el Diablo ha atacado el plan de Dios para la familia desde el comienzo de la humanidad. Creemos que él utiliza los diferentes aspectos de la cultura para promover la independencia personal de Dios, distorsionar la diferencias entre hombres y mujeres, confundir sus identidades y colocar los derechos personales por encima de las responsabilidades del matrimonio. Creemos que el Diablo busca persuadir a la gente para que se aparte del plan de Dios respecto a la unidad matrimonial, para caer en el divorcio y el aislamiento (Juan 8:44; Génesis 3; Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:12-18; 1 Pedro 5:8; Efesios 6:12; 1 Juan 2:15).

EL DIOS TRINO, CREADOR DE LA FAMILIA

DIOS, EL PADRE

Creemos en la Paternidad de Dios. El título de “Padre” implica que Dios es un ser que se relaciona, una Persona de relaciones. La Biblia revela que Dios tiene cuatro relaciones principales como Padre: Él es el Padre de la creación, de las naciones, del Señor Jesucristo, y de todos los creyentes. Creemos que la Biblia presenta el título de “Padre” como uno de los nombres principales que los cristianos deberían usar al dirigirse y relacionarse con Dios. Al hacer esto, los cristianos se identifican a sí mismos como hijos que pertenecen a la familia de Dios. Nos hemos comprometido a proclamar y demostrar la verdad acerca de quién es Dios y quiénes somos nosotros, para que Dios sea glorificado y para que nos pueda usar para traer a otros a Su familia, a través de una relación personal con Su Hijo (Juan 1:12; Éxodo 3:14,15; Efesios 3:16; Mateo 6:9; Romanos 8:15; Hechos 17:24-28).
 

DIOS, EL HIJO

Creemos que Dios, el Hijo, revelado completamente en la persona de Jesucristo, fue el sacrificio final de Dios por los pecados de la humanidad a través del derramamiento de Su sangre en la cruz. Creemos que Él es el único Camino para conocer a Dios el Padre y para experimentar Su plan para el matrimonio y la familia. Nos hemos comprometido a presentarle a Jesucristo a la gente para que, por fe, puedan recibirlo, nacer en la familia de Dios, recibir perdón de pecados y vida eterna, y comenzar una relación personal con Dios, que es esencial en la vida matrimonial y familiar (Juan 1:4,12; 17:3; 1 Juan 2:23,24; Efesios 2:19-22; Colosenses 1:13-18; Hebreos 1:1-4).
 

DIOS, EL ESPÍRITU SANTO

Creemos que Dios, el Espíritu Santo, es el agente y maestro de una familia y un matrimonio fiel a Dios. Creemos que cuando las parejas cristianas y sus hijos se rinden continuamente a Su control y poder, experimentan armonía en sus matrimonios y familias. Por lo tanto, nos hemos comprometido a compartir el ministerio del Espíritu Santo con la gente para que así puedan conocer mejor a Dios, para que Él sea conocido por otros y para que se apropien de Su poder para cumplir sus responsabilidades en el matrimonio y en la relaciones familiares (Juan 14:26, 15:26, 16:5-15; Efesios 5:18,21).


Basado en el documento de “Vida en Familia de América Latina”.

IMPORTANTE: Suscribimos esta declaración, que aquí ha sido revisada, editada y adaptada en concordancia con nuestra declaración de fe, filosofía de ministerio, visión y misión y al entendimiento de los temas de la familia que el Señor nos ha revelado en su Palabra. Sin embargo, es importante aclarar que no necesariamente compartimos ni sustentamos todas las prácticas y doctrinas de “Vida en Familia de América Latina”.

Edición, adaptación y adiciones: David Franco, Ministerios Jesús 24×7
Última revisión: Agosto, 2018